letrero

domingo, 24 de marzo de 2013

CRECIMIENTO EN EL CONOCIMIENTO



































"Si invocas a la inteligencia y pides que la prudencia te asista; si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces entenderás el temor de Jehová y hallaras el conocimiento de Dios, porque Jehová da la sabiduría y      de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia".  Proverbios 2:3-6

Como creyentes estamos llamados a crecer en conocimiento, que es el paso anterior a la sabiduría. Este crecimiento, igual que la fe, es necesario para el avance en nuestra vida espiritual. Dios nos ha dejado mandamientos en su Palabra, La Biblia, acerca de la necesidad de crecer en conocimiento y es lo que debemos hacer. Su Palabra demanda: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos". Como seres humanos tenemos la necesidad de estar en constante aprendizaje. No importa lo que usted esté haciendo ahora, lo importante es hacerlo con conocimiento para no errar al blanco.  En la Biblia no está toda la sabiduría de Dios, pero nos entrega el suficiente conocimiento para actuar en conciencia y no equivocarnos ante sus ojos, ante nuestra familia y la sociedad. En el nombre de Jesús, amén y amén.

Que la gracia del Seńor Jesucristo sea con su Espíritu.

viernes, 22 de marzo de 2013

FIRME HASTA EL FIN


 David Wilkerson



















La incredulidad, incluso en su forma más leve es abominable a Dios. Es un pecado condenatorio, que destruye el alma. Dificulta la obra de Dios en nosotros y es el pecado detrás de todo alejamiento de Dios.


Puedes estar totalmente desprendido de todas tus posesiones terrenales y anhelar la venida de Jesús. Puedes estar oyendo predicación sólida y cantar alabanzas a Dios en Su casa y puedes devorar la Palabra de Dios cada día. Pero a menos que estés orando: “Oh, Dios, hazme oír esta palabra en mi hombre interior, hazme creer

que puedo aplicarla y que se convertirá en vida para mí”, hasta entonces no tiene efecto alguno. Lo que escuchas debe ser mezclado con fe.

“Pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron” (Hebreos 4:2). Deja que esas palabras penetren: “A menos que lo que lees y escuchas predicar sea mezclado con fe, ¡No tiene ningún valor para ti!”

La Escritura dice: “[Jesús] es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios”  (Hebreos 3:2). ¿De qué manera se les midió su fidelidad? ¿Cómo eran ellos realmente fieles en todas las cosas?

Ellos eran tenidos por fieles, porque nunca dudaron de la palabra del Padre celestial para ellos. Ellos sabían que Dios haría lo que Él dijo. Verás, la fidelidad es simplemente creer que Dios cumplirá Su Palabra.

En este sentido, Jesús y Moisés tenían “firme hasta el fin [su] confianza del principio” (Hebreos 3:14). Ellos no tenían una clase de fe con altibajos, o que se enfría. ¡Su fe nunca vaciló

Así como Jesús fue fiel en Su confianza en el Padre, nuestra fidelidad será medida por el mismo estándar: “Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.” (Hebreos 3:6). 

Cuando aumentan nuestras pruebas y la batalla se hace más intensa, nuestra carne puede agotarse. Con el tiempo, muchos cristianos permiten que el miedo y la duda vayan entrando. Ellos pierden su abandono en Dios, su fe infantil en Él, y el cuestionamiento invade sus corazones.

Al mirar el camino que me queda de vida, veo un tiempo limitado. Y lo que quiero más que cualquier cosa es estar gozoso en la esperanza, firme hasta el fin.

miércoles, 20 de marzo de 2013

OPORTUNO SOCORRO


 


















"Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra." Salmo 121:2

En los momentos de mayor tribulación, en el desamparo, nos preguntamos: ¿a quién puedo recurrir?, ¿quién puede ayudarme a salir del problema?, ¿verdad? Nunca debemos considerar la familia, los amigos, o la riqueza como el último recurso de ayuda frente a nuestro problema. Todo, todo pertenece a Dios y El es el único que satisface nuestras necesidades físicas y espirituales como seres humanos.  Los creyentes, frente a grandes pruebas, debemos confiar en Jesús con todo nuestro corazón y tratar de obtener de Su Gracia que  pronto llegue su "oportuno socorro" a  nuestra vida.  "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Heb. 4:16. En el nombre de Jesús, amén y amén.
Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su Espíritu.

jueves, 14 de marzo de 2013

SEÑOR ¡HAZLO DE NUEVO!


 David Wilkerson
















Cuando Israel salió del mar Rojo, el pueblo cantó alabanzas a Dios por la poderosa liberación que Él proveyó. Debieron haber dicho unos a otros: "¡Jamás podría haber un milagro tan grande como este! En el futuro,ninguna otra generación en toda la historia será jamás testigo de una manifestación tan fuerte del poder de Dios, ¡de un modo tan visible!"


David recordó la liberación milagrosa de Israel en el Mar Rojo, diciendo: " Vengan a ver las obras de Dios, las maravillas que ha hecho por los hombres: convirtió el mar en tierra seca, y nuestros antepasados cruzaron el río a pie; ¡alegrémonos en Dios!" (Salmo 66:5-6).

A Israel se le ordenó contar a sus sucesivas generaciones sobre el poderoso milagro que Dios obró a favor de ellos. Tenían que usar su liberación en el Mar Rojo como su ejemplo, " no lo ocultaremos a nuestros hijos. Con las generaciones futuras alabaremos al Señor y hablaremos de su poder y maravillas." (Salmo 78:4).

En su niñez, David debe haberse sentado cautivado al oír la historia una y otra vez. Luego, David contó a sus hijos la misma historia: "Ustedes saben que Dios vive porque Él tomó a nuestros antepasados a través del Mar Rojo como por tierra seca. Ahora, cuéntenle a sus hijos y a sus nietos." Y así lo hicieron.

No era suficiente con hablar de lo que Dios había hecho en el pasado distante.El salmista quería ver a Dios librar a su pueblo ahora: " Oh Dios, nuestros oídos han oído y nuestros padres nos han contado las proezas que realizaste en sus días, en aquellos tiempos pasados: Con tu mano echaste fuera a las naciones y en su lugar estableciste a nuestros padres." (Salmos 44:1-2).

El salmista está diciendo: "Señor, toda mi vida he oído hablar de lo que hiciste en el pasado y cómo estas escenas increíbles de tu gloria se manifestaron visiblemente a mis padres . Mis hijos han oído hablar de ello y
ahora mis nietos oirán hablar de ello también."

Luego, el salmista exclamó: "Tú eres mi Rey, oh Dios, manda victorias a Jacob" (v. 4). En otras palabras: "Pero, Dios, Tú también eres mi rey. Haz estas cosas de nuevo por tu pueblo."


Mientras se escribía este salmo, Israel se encontraba en un momento de gran prueba. El pueblo de Dios enfrentó a una gran crisis y necesitaban una inmediata liberación. Así que el salmista, con este fuerte argumento vino al Señor clamando: "Oh, Señor, Tus hijos en el Mar Rojo pudieron haber pensado que nunca podría haber una crisis como la suya otra vez. Necesitamos una poderosa manifestación de tu fuerte brazo extendido para liberar. ¡Señor, hazlo de nuevo hoy!"

domingo, 10 de marzo de 2013

TRAE LO MEJOR PARA EL SEÑOR


 David Wilkerson



















En el Antiguo Testamento, la gente no podía acercarse al altar con un cordero que estaba manchado, o que era ciego o cojo. Tenían que traer lo mas escogido para el Señor.

¿Qué clase de tiempo entregas ante el Señor en la oración? ¿Es tu mejor tiempo, tu tiempo en el que estás completamente concentrado? O, más bien, ¿Vienes a Dios por la mañana para orar por las cosas santas con tu mente llena de lo que hay que hacer ese día? ¿O vienes a Él cansado y agotado después de un día muy ocupado, y llegas a Su presencia casi arrastrando?

Amado, tu mente y tu corazón deben estar donde están tus labios! Isaías habló de la clase de “holocaustos y…sacrificios…aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.”(Isaías 56:7) Aquellos que traen sacrificios aceptables son aquellos que “sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová” (versículo 6). 

Este sacrificio hecho aceptable en el altar de Dios no es un sacrificio cojo, desganado y soñoliento, una ofrenda obligatoria de último minuto. Más bien, se trata de un corazón que es consumido con el amor por Jesús, uno que constantemente grita: “Dios, yo vengo a Ti hoy para conocerte. ¡Quiero más de Ti!” 

El Señor dice de aquellos que traen tales sacrificios: “Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración” (versículo 7). Él oirá nuestras oraciones y nos llevará a un lugar de santidad, gozo y poder!

“Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan”(Salmo 119:2).

Una vez que has establecido un hábito de oración y has dejado afuera todas las distracciones, Dios desea que lo busques con todo tu corazón: “Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.” (Deuteronomio 4:29).