letrero

viernes, 6 de junio de 2014

PIDIENDO FE

David Wilkerson

















Los apóstoles le dijeron al Señor: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5).
Jesús respondió al pedido de sus discípulos por más fe de esta manera:“¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice
más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?…Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos,pues lo que debíamos hacer, hicimos.” (Lucas 17:7-8,10)
Cristo está hablando aquí de nosotros, sus siervos, y de Dios, nuestro Señor. Nos está diciendo que nosotros estamos para alimentar a Dios. Te preguntarás: “¿Qué clase de alimento se supone que debemos traerle al
Señor? ¿Qué satisface Su hambre?” ¿Cómo haremos esto?
La Biblia nos dice, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Sencillamente, el plato más delicioso para Dios es la fe. Aquella es la comida que le agrada.
Vemos esta ilustración a través de la escritura. Cuando un centurión pidió a Jesús que sanara a su siervo enfermo con tan solo decir una palabra, Cristo festejó la vibrante fe de aquel hombre. Él respondió, “De cierto os digo,que ni aun en Israel he hallado tanta fe” (Mateo 8:10). Jesús estaba diciendo, “Aquí hay un Gentil, un extranjero, quien está alimentando mi espíritu. Qué alimento más nutritivo está dándome la fe de este hombre.”
Cuando la mujer con el flujo de sangre (Lucas 8:43.48) pasó entre la multitud y tocó Su manto en fe, Jesús se dio cuenta inmediatamente de su fe y ella fue sanada. Su fe le agradó.
Noto en las palabras de Jesús en Lucas 17:8 una declaración descortés:“Prepárame la cena…y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú”. Él está diciendo: “Tú no comes primero. Yo lo
hago.” En otras palabras, no podemos consumir nuestra fe en nuestros propios intereses y necesidades. Más bien, nuestra fe es el medio para satisfacer el hambre de nuestro Señor.

miércoles, 4 de junio de 2014


Adrian Rogers















ESCRITURA:
“El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de Mí, la hallará” 
(Mateo 10:39).
TESORO BÍBLICO:
En una ocasión el pastor Rogers afirmó: 
“Nosotros no tenemos nada que Dios necesite. Piense al respecto. 
Si yo fuera rico y quisiera dar mis riquezas a Dios, no lo haría más rico. Él es el dueño de todo. 
Si yo fuera sabio, y le diera mi sabiduría a Dios, no podría hacerle más sabio. Él es Omnisciente. 
Si yo fuera poderoso, y diese mi poder a Dios, no podría hacerle más poderoso. Él es Omnipotente, Todopoderoso. 
Dios quiere una sola cosa de sus hijos: nuestro corazón
Si oramos a Dios sin haberle entregado nuestro corazón, nos estamos burlando de Él. 
Si predicamos sin haberle entregado nuestro corazón, estamos predicando en ignorancia.”
PUNTO DE ACCIÓN:
Dios le está diciendo hoy: “Dame tu corazón.” ¿Cómo responderá usted?
Lea Lucas 9:23-27. ¿Qué es lo que le detiene para que rinda su vida completamente a Él?