Cristo vio que había cosas que requerían atención en Su iglesia. Él mandó a Juan que escribiera Sus palabras y que se las enviara a los siete “ángeles” de las iglesias. Esto se refiere a Sus ministros, llamándolos “estrellas en su diestra” (ver Apocalipsis 1:16). Él le está diciendo a Juan: “Yo amo a estos siervos. Yo los he llamado y ungido y ahora tú debes darles Mis palabras”.
Yo mismo, siendo pastor, tengo que preguntarme: ¿Cómo se sentiría abrir tal carta enviada por Juan? “Al pastor de la iglesia en Nueva York: Así dice el Señor, acerca de tu congregación”. Ahora imagínate lo que sintieron esos siete ministros.
Toma, por ejemplo, al pastor de Éfeso (ver Apocalipsis 2:1-11). Mientras él leía la carta de Juan, ve a Cristo regocijándose por Su iglesia. El Señor elogia a los efesios por ser trabajadores, pacientes y saber discernir. Ellos odian lo malo, y defienden la causa de Cristo. Y a través de los años, nunca dejaron de hacer buenas obras. Este pastor se maravillaba por lo que leía y piensa: “¡Guau!, el Señor se agrada de nosotros. Esta es una carta de elogio”.
Pero a medida que sigue leyendo, llega a unas palabras cortantes: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4). Jesús advierte al pastor, “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar” (Apocalipsis 2:5).
El pastor de Éfeso debió quedar estupefacto al leer esto. Él piensa: “¿Arrepentirme? O, ¿Él quitara nuestro testimonio? ¿Cómo puede ser? Somos creyentes de pacto. Somos justificados por fe. Hemos sido caritativos, cuidadosos. Ahora, ¿debemos volver a ser como fuimos al principio? ¿Qué significa esto? ¿Cómo puede Jesús estar diciendo esto? ¿Cómo podría leerle esta carta a mi congregación?”.
Ten presente, estas palabras son dirigidas a una congregación piadosa. Así que esto tenía que ser un asunto muy serio a los ojos del Señor. De otra manera, ¿por qué razón le hablaría tan fuerte a tal brillante ejemplo de iglesia? Él le está diciendo al pastor: “Tu amor por Mí no es lo que fue al comienzo. Has abandonado tu comunión conmigo. Ahora, ¡arrepiéntete!”.
Jesús pone muy claro que todo tiene que ver con Su presencia. Sí, los efesios habían trabajado diligentemente haciendo buenas obras, pero ya no tenían intimidad con el Señor.
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