MAX LUCADO
Yo, el SEÑOR, soy tu Dios, Que te saqué de la tierra de Egipto; Abre bien tu boca y la llenaré.¡Recibirás toda la bendición que necesites!
Samos 81;10
"Encomienda al Señor todo cuanto haces,confía en que él te ayudará a realizarlo, y él lo hará".
(Salmos 37;5) Dios está comprometido a suplir nuestras necesidades. Pablo nos dice que el hombre que no provee para los suyos es peor que un incrédulo (1 Timoteo 5;8). ¿Cuándo más un Dios Santo cuidará de sus hijos? Después de todo, ¿cómo podemos cumplir su misión si no son cubiertas nuestras necesidades? ¿Cómo podemos enseñar, ministrar o influir si no se satisfacen nuestras necesidades básicas? ¿Nos reclutará Dios en su ejército y no proveerá una intendencia? Por supuesto que no.
"El Dios que da la paz levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por medio de la Sangre del Pacto Eterno".(Hebreos 13;20) ¿No ha recibido esta oración respuesta en nuestra vida? Quizás no hayamos tenido un festín, pero ¿no hemos tenido siempre alimento? Quizás no haya habido banquete, pero por lo menos hubo pan. Y muchas veces hubo banquete.
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