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jueves, 16 de mayo de 2013

SU MISERICORDIA


 David Wilkerson



















Hemos de predicar sobre la misericordia del Señor a toda la humanidad. David dijo: “He publicado tu fidelidad y tu salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.” (Salmo 40:10).

David no sólo se apropió de este maravilloso mensaje para sí mismo, él sabía que era sumamente necesario para toda la congregación y para un mundo que sufre. David estaba agradecido de Dios por tan grande amor, porque estaba rodeado de sus propios fracasos: “Me han alcanzado mis maldades” (Salmo 40:12). No importa cuán gravemente la gente haya pecado, Dios aun los ama. Por eso envió a Su Hijo. ¡Y eso es lo que deberíamos estar predicando al mundo!

¿Puedes decir con David: “No oculté tu misericordia en grande asamblea”?

Tal vez uno de los versículos más citados y cantados en toda la Palabra de Dios es éste: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.” (Salmo 63:3). Te puedes preguntar, “¿Qué quiere decir con que
Su misericordia es mejor que la vida?” ¡La vida es corta! Se desvanece como la hierba, que está aquí una temporada y luego desaparece. Sin embargo, su misericordia perdurará para siempre. En mil millones de años a partir de ahora, Jesús será tan tierno y cariñoso con nosotros como lo es ahora. Pueden quitarte la vida, pero no pueden quitarte Su misericordia.

La mayor proclamación de Su misericordia es la alabanza gozosa. Detente y piensa por un momento: Dios no está enojado contigo. Si estás listo para renunciar a tus pecados, puedes ser perdonado y restaurado en este mismo momento.

La Palabra dice que nada puede interponerse entre el Señor y nosotros: ni pecado, ni culpa, ni pensamientos condenatorios. Puedes decir: “Mi vida es una bendición para el Señor, y puedo regocijarme y alabar a Dios. ¡Estoy limpio, libre, perdonado, justificado, santificado y redimido!"

Si realmente entendieras lo tierno Él es hacia ti, lo paciente, lo cariñoso, lo dispuesto a perdonar y bendecir, no serías capaz de contenerte. ¡Gritarías y lo alabarías hasta quedar sin voz!

Amado, Jesús viene, y estamos listos para irnos. Tienes un Padre tierno y amoroso que se preocupa por ti. Él ha guardado cada lágrima que has derramado. Él ha visto cada necesidad y sabe cada pensamiento, y
 ¡Él te ama!

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