VOSOTROS, MARIDOS, IGUALMENTE, VIVID CON ELLAS SABIAMENTE, DANDO HONOR A LA MUJER COMO VASO MÁS FRÁGIL, Y COMO COHEREDERAS DE LA GRACIA DE LA VIDA, PARA QUE VUESTRAS ORACIONES NO TENGAN ESTORBO” 1A. PEDRO 3:7
miércoles, 27 de junio de 2012
LA EXCUSA DEL PECADO
A partir del momento en que abrimos nuestro corazón a Dios y permitimos que Él sea nuestro Señor y Salvador dejamos a un lado nuestra vida intencional de pecado y comenzamos a vivir ya no para satisfacer nuestros deseos carnales, sino más bien para tratar de agradar a Dios.
Obviamente en el camino hacia agradar a Dios seremos seducidos a fallar y en muchas ocasiones fallaremos, pero hay dos formas de ver la vida cristiana partiendo de esto:
La Primera es ver el pecado como excusa, es decir utilizar las trilladas frases para excusarse de su error: “Soy imperfecto”, “Soy humano”, “Soy débil”, ¿Acaso alguien dudaba de esas tres cosas antes que fallaras?, es obvio que somos imperfecto, es obvio que somos humanos y es obvio que somos por naturaleza débiles ante el pecado, pero ninguna de esas tres excusas u otras que quieras anteponer al reconocimiento de tu error pueden solucionar el hecho ya concretado.
La Biblia es clara en decir cuál es la razón de concretar el pecado: “Al contrario, cuando somos tentados, son nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan. Los malos deseos nos llevan a pecar; y cuando vivimos sólo para hacer lo malo, lo único que nos espera es la muerte eterna” Santiago 1:14-15 (Traducción en lenguaje actual).
POR ENRIQUE MONTERROZA
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