¿Se despierta usted cada día temiéndole a su trabajo? Si es así, es posible que tenga un concepto equivocado del mismo. La Biblia nos enseña a vernos como siervos que trabajamos para el Señor, no importa quién sea nuestro patrón.
Jesucristo mismo dio el ejemplo. En Mateo 20.28, Él dice que no vino para ser servido, sino para servir. Si usted desea tener éxito en su trabajo, debe tener la actitud de Cristo, que era la de un siervo. En vez de limitarse simplemente a trabajar para recibir algo a cambio, invierta de usted mismo en los demás, y sea un buen trabajador en equipo. Si alguien le pide que le acompañe una milla, camine dos (Mt 5.41). Su actitud honrará a Dios y transformará la calidad de su trabajo.
Cuando yo estaba en la universidad, trabajaba en una fábrica de tejidos que era insoportablemente calurosa, y un lugar terrible para trabajar. No me gustaba estar allí, pero entendía que tenía que cambiar mi actitud, por lo que le dije a Dios: “Voy a hacer esto como si Tú fueras mi jefe”. Eso lo cambió todo. Ya no me importaba el calor, y podía testificar de mi fe a seis personas a la vez. A mi jefe no le gustaba que hablara de Cristo, pero volvió a contratarme el año siguiente. Si mi actitud hubiera sido negativa, nadie me habría escuchado, y no habría tenido un empleo.
Si usted está trabajando simplemente para ganar dinero, tiene una visión limitada de lo que es el trabajo. No hay nada malo en querer ganar dinero para que usted y su familia vivan bien, pero como cristiano usted sirve al Señor, y eso debe ser evidente en el trabajo que haga en este.
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