¿Se considera usted rico? No importa cuánto dinero tenga, si es seguidor de Cristo, es muy rico porque Dios ha prodigado sobre usted las riquezas de su gracia. En el momento de su salvación, Él depositó en su cuenta “toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (v. 3). ¿Por qué, entonces, tantos creyentes viven en la pobreza espiritual?
1. La ignorancia. Algunos cristianos no conocen esta “cuenta bancaria” espiritual sin límites y, por tanto, nunca hacen uso de ella.
2. La confusión. Muchos creyentes no saben cómo tener acceso a los tesoros de la gracia de Dios. Como resultado, se angustian y se quejan por sus necesidades y problemas, o vienen al Señor desesperados implorando y mendigando ayuda, sin darse cuenta de la abundante provisión que Él ya ha depositado en su cuenta.
3. Los intereses opuestos. La distracción por las cosas de este mundo puede ser la razón más común. Los cristianos en esta categoría se centran en las posesiones, las responsabilidades urgentes y su progreso material, pero no tienen interés por las cosas espirituales de Dios.
Las riquezas de la gracia de Dios superan cualquier riqueza terrenal. Ellas dan la paz y la satisfacción que el dinero no puede comprar, y sus beneficios son para toda la eternidad.
La única manera de tener acceso a las riquezas espirituales de Dios es por la fe. No tenemos que mendigar o convencer al Señor para que nos dé lo que ya ha puesto a nuestra disposición. En vez de eso, aceptemos que somos quienes Él dice que somos, y hagamos lo que nos ha llamado a lograr.
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