CHARLES SPURGEON
"Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón."
Salmo 37: 4.
El deleite en Dios tiene un poder transformador, y eleva a un hombre por encima de los bajos deseos de nuestra naturaleza caída. El deleite en Jehová no es solamente dulce en sí mismo, sino que endulza al alma entera, hasta que los anhelos del corazón se vuelven tales que el Señor promete cumplirlos con seguridad. ¿Acaso no es grandioso el deleite que moldea nuestros deseos hasta que lleguen a ser semejantes a los deseos de Dios?
La insensata manera nuestra es desear, y luego ponernos a trabajar para lograr lo que deseamos. No salimos a trabajar a la manera de Dios, que es buscarlo primero a Él, y luego esperar que todas las cosas nos sean añadidas. Si dejáramos que nuestro corazón fuera llenado por Dios hasta desbordar con deleite, entonces el Señor mismo cuidaría que no nos falte ninguna cosa buena. En lugar de salir a buscar gozos, quedémonos en casa con Dios, y bebamos las aguas procedentes de nuestra propia fuente. Él puede hacer nosotros mucho más que lo que podrían hacer todos nuestros amigos. Es mejor estar contento únicamente con Dios que andar por todos lados irritados y desfallecidos por culpa de las nimiedades despreciables del tiempo y el sentido. Por un tiempo podríamos tener desilusiones; pero si nos acercan al Señor, entonces son cosas que han de ser valoradas en grado sumo, pues garantizarán el cumplimiento de todos nuestros rectos deseos al final.
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