David Wilkerson
Muchos cristianos hoy en día rápidamente recurren a cosas hechas por el hombre en un intento de alcanzar victoria sobre la carne, tal como lo hizo Israel. Un ejemplo notorio es el vasto número de libros de auto ayuda que se encuentran en los estantes de las librerías cristianas. Literalmente, miles de libros prometen formulas de éxito asegurado para superar, apaciguar y someter nuestra carne. De hecho, dondequiera que vamos se nos ofrecen opciones carnales para todas nuestras necesidades. Las iglesias prometen reuniones ungidas de avivamiento en donde podemos satisfacer todas nuestras necesidades espirituales, bien sea por la oración o por la imposición de manos. Evangelistas ofrecen liberación inmediata, sanidad instantánea y palabras instantáneas de Dios.
La verdad es que Dios le dio a Israel la opción de elegir entre Él o la carne en medio de su situación. Él les dijo: "Anda y ejerce tu propia voluntad. Busca dentro de tu hombre interior, estudia tus libros, planifica tus estrategias, haz todo lo que sabes hacer. Pero todavía te estás apoyando en la carne. Ninguno de tus esfuerzos te traerá un solo momento de victoria".
Mientas más estudio la Palabra de Dios, se hace más evidente para mí que: Todo esfuerzo humano en busca de liberación del pecado está destinado a fallar. Dios nos permitirá pasar por tiempos duros una y otra vez, hasta que estemos totalmente convencidos de que debemos morir a todos los esfuerzos de la carne.
Cuando Israel intentó derrotar a su poderoso enemigo a través del poder humano, Dios inmediatamente condenó este esfuerzo: "Caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una" (Isaías 31:3). La
Palabra de Dios declara en un lenguaje muy claro que toda victoria depende solamente de Él. Sólo Él tiene el poder para librarnos de nuestros enemigos.
Es posible que tengas una voluntad santa, un sólido trasfondo moral y una mente sin contaminación. De hecho, puedes ser una de las personas más santas que camina sobre esta tierra, pero la Biblia dice que ninguno de tus dones o habilidades humanas funcionan contra el diablo. Siempre fracasarás en tus propios esfuerzos.
Si estás en medio de una lucha abrumadora, debes aprender la palabra que Dios le dio a Zacarías: " No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu ha dicho Jehová de los Ejércitos" (Zacarías 4:6).
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