DAVID WILKERSON
A los hijos de Israel le encantaba oír la poderosa predicación de Ezequiel,
pero ellos nunca la obedecieron. "Y se acercan a ti en grupo, y delante de ti
se sientan, como pueblo mío, para escuchar tus palabras, ¡pero no las ponen
en práctica! Al contrario, se deshacen en elogios, pero su corazón sólo
busca satisfacer su codicia. Para ellos, tú no eres más que un trovador
romántico, de melodiosa voz y bien entonado. Oyen tus palabras, pero no las
practican. "(Ezequiel 33:31-32).
Muchas personas se han acercado a mí después de un servicio, me abrazan y
dicen: "Pastor, fue una palabra poderosa la que usted predicó". Pero a medida
que se han alejado, el Espíritu Santo me ha susurrado: "¡Ellos no oyeron ni
una palabra de lo que dijiste!"
El libro de Hebreos nos da una poderosa advertencia: "Como dice el Espíritu
Santo, si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la
provocación, en el día de la tentación en el desierto" (Hebreos 3:7 - 8).
"¿Y quiénes fueron los que lo provocaron [rebelaron], aun después de haberlo
oído?" (Versículo 16). Estos pasajes muestran claramente que la dureza no
está conectado al ateísmo, el comunismo o cualquier otro "ismo", sino, más
bien, a oír y luego no hacer la Palabra de Dios.
Israel gusto escuchar la poderosa predicación del profeta Isaías, sin
embargo, continuamente justificaban sus pecados, invocando lo malo dicen bueno
ya lo bueno. Así que Dios instruyó a Isaías: «Ve y dile a este pueblo:
“Oigan bien, pero no entiendan; vean bien, pero no comprendan.” Entorpece
el corazón de este pueblo. Cierra sus oídos, y ciega sus ojos. Que no vea con
sus ojos ni oiga con sus oídos, ni entienda con su corazón, para que no se
convierta ni sea sanado.» (Isaías 6:9-10).
Dios sabía que los israelitas no estaban dispuestos a entregar los pecados que
les asediaban, ellos amaban demasiado sus placeres carnales y sus impías
compañías. Entonces el Señor le dijo a Isaías: "Estas personas nunca van a
cambiar sus corazones y de ahora en adelante, no voy a decir ni una palabra. En
cambio, quiero que los apresures hacia su dureza, Isaías. ¡De esa manera, tal
vez alguno oirá antes de que sea demasiado tarde!"
En pocas palabras, Dios estaba llamando a una entrega total de su pueblo. Doy
gracias a Dios por las multitudes de cristianos que comenzaron su caminar con
Jesús de la manera correcta, amando la verdad y la obediencia a Su Palabra. Al
abandonar los caminos de su carne, se enamoraron del Señor y Su Palabra se hizo
para ellos una lámpara de dirección.
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