CHARLES STANLEY
Durante mi ministerio hubo una época cuando estaba demasiado ocupado trabajando en la obra del Señor como para escuchar Su voz. Predicando seis veces por semana , preparaba dos programas para la televisión y viajaba por todo el país ; estaba scribiendo un libro y pastoreando una iglesia grande; derigía a todo su personal así como también un ministerio radiofónico, entre otras obligaciones diarias. Como resultado de toda esa actividad, fui a parar al hospital por una semana y quedé fuera de circulación durante tres meses . Cuando pienso en esa época , me doy cuenta de que Dios estaba tratando de atraer mi atención por medio de mi cuerpo, pero yo no escuchaba . Finalmente, llegó el momento en que ya no pude seguir adelante.
Creo que una de las lecciones más valiosas que jamás podremos aprender es cómo escuchar a Dios . En medio de nuestra vida tan compleja y ajetreada no hay nada más urgente, nada más necesario, nada más provechoso que escuchar lo que Dios tiene que decirnos. Además, la Bilblia es muy explícita y Dios nos habla con tanto poder hoy como en los días cuando fue escrita. Su voz espera ser escuchada y, cuando la escuchamos, nos vemos lanzados a la aventura más grandiosa y más emocionante que podamos imaginar
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