MAX LUCADO
"...A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos."
Hechos 2;32
No sabemos adónde se fueron los discípulos cuando huyeron del huerto; pero sí sabemos lo que se llevaron; un recuerdo. Se llevaron el recuerdo estremecedor de un hombre que se llamaba a sí mismo nada menos que Dios hecho hombre. Y no podían arracárselo de la mente. Por más que trataban de perderlo entre la multitud, no podían olvidarlo.
Si veían a un leproso, se acordaban de su compasión. Si oían una tormenta, se acordaban del día en que Él la habia heccho callar. Si veían a un niño, pensaban en la ocasión en que había cargado uno en sus brazos. Y si veían un cordero que era lleado al templo, recordaban su rostro ensangrentado y sus ojos inundados de amor.
No; no podían olvidarlo. Y por eso regresaron.
Y por eso, la Iglesia de nuestro Señor comenzó con un grupo de hombres llenos de miedo, en un aposento alto.
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