David Wilkerson
Como hijos de Dios vamos a estar en los negocios de nuestro Padre: en la misión de Dios.A veces la gente no entiende lo que estamos haciendo. A veces, incluso la
gente de nuestra propia iglesia o comunidad puede mal interpretarnos y decir:
"Usted está tan enfocado hacia afuera que no está satisfaciendo mis
necesidades."Es cierto que si nos enfocamos demasiado hacia el exterior sin suplir las necesidades de quienes nos rodean, entonces estamos haciendo algo mal.
Estamos aquí como iglesia de la misma manera que Jesús estaba aquí en la
tierra. Estamos aquí para satisfacer las necesidades de la gente; si usted está
sufriendo, quebrantado, atado y necesita ser puesto en libertad o buscar la llenura
del Espíritu Santo, la iglesia está aquí para ministrarle en aquello que es su
necesidad.
Es importante entender que en la medida que sus necesidades son
satisfechas, la expectativa es "la misma libertad que habéis recibido,
dadla gratis." Al enviar a sus discípulos al ministerio, Jesús les dijo:
"Y yendo, predicad, diciendo :El reino de los cielos se ha acercado. Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia
recibisteis, dad de gracia."(Mateo 10:7-8, RV).
¿Quiere más de Dios? Bueno, cuando usted ha recibido una primera parte, de esa
misma porción. Regrese por la parte dos y de esa porción; luego regresar para
la parte tres y siga el mismo proceso.
El principio de la misión de Dios es: "Cuanto más das, más
recibes." Cuanto más Dios le bendice, más tiene que dar. Cuanto más da,
más Dios sigue derramando en usted para que pueda dar aún más.
Como pueblo de Dios, estamos llamados a reflejar la gloria, el poder y el
amor de Dios. Estamos para recibir de Él y darle a los demás.
Así como gratuitamente hemos recibido, hemos de dar.
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