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miércoles, 29 de agosto de 2012

JESÚS Y LA COMPASIÓN

David Wilkerson 

















Durante su tiempo en la tierra, Jesús fue la encarnación de la compasión de Dios. Las escrituras frecuentemente nos dicen que Cristo era “movido a compasión” por el sufrimiento de la gente (vea Marcos 6:34, 8:2). Y  si ese  fue  el caso  en el primer siglo ¡ Que profunda pena debe haber ahora en el corazón de nuestro Señor!


Creo que Dios esta conteniéndose de intervenir antes del fin de los tiempos donde pondrá fin a todas las cosas. Nunca creeré que Él es solamente un espíritu benigno que se sienta en el cielo y que no se conmueve por los horribles espíritus sueltos en este mundo. No, Él es un Padre compasivo que agoniza por el sufrimiento de sus hijos.
La Biblia nos dice que “nunca decayeron sus misericordias” (Lamentaciones3:22). “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Salmos 86:15).
En la Biblia Jesús no los abandonó. Él realizó milagros de sanidad y liberación. Los mudos hablaban, los paralíticos saltaban, los ciegos veían, los enfermos repentinamente eran sanados. Y con cada sanidad, la multitud oprimía para estar aun más cerca. Me imagino la gente cargando a sus niños enfermos y avanzando hacia adelante, mientras los discípulos luchaban por mantener el orden.
Estas personas habían estado en el desierto por tres días sin comer y estaban desfalleciendo de hambre. Y entonces Jesús dijo: “Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino” (Mateo15:32).Dios quiere que cada uno de nosotros tome parte de Su compasivo corazón hacia el mundo. Si estás dispuesto a hacer eso, Él enviará las necesidades a tu puerta. Preséntate al Señor para ser usado y Él te abrirá las puertas. Entonces conocerás realmente Su corazón de compasión, leemos una escena increíble: “Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó” (Mateo 15:30).
¿Puedes imaginar esta escena? Todos alrededor de Jesús, cientos de personas afligidas estaban sentadas y recostadas en el suelo: niños pequeños demasiado enfermos como para sentarse, gente pidiendo ayuda a gritos, gimiendo de dolor ,con fiebre, poseídos por demonios, enfermos, desesperados.





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