2 Corintios 1:3-4
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”
TESORO BÍBLICO:
Alguien bien dijo que el desánimo es un aposento sombrío donde los negativismos del temor y el fracaso se desarrollan. Existen los que son alentadores y los que son desalentadores. ¿Ha conocido a un desalentador? Son como un trago de agua a un hombre que se ahoga. Ellos pueden iluminar un salón con sólo salir de éste. Le dejan debilitado y deprimido. Por el contrario, una persona alentadora le deja lleno y renovado. Dios ha acaparado el mercado del ánimo. Todo el ánimo y consuelo proviene de Dios. Nunca se parece usted más a Dios que cuando motiva a otros. Y nunca se parece más al diablo que cuando desanima a la gente.
PUNTO DE ACCIÓN:
Encuentre una persona necesitada y enriquézcala, una persona solitaria y tómela en cuenta, una persona mal juzgada y afírmela, una persona con potenciales y desarróllela, una persona que ha fallado y restáurela.
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