LA MISION DE DIOS
Amo la frase en latín missio Dei — que significa “la misión de Dios.”
En
el primer capítulo de Génesis nosotros observamos la missio Dei,
la
misión de Dios de revelarse a sí mismo al hombre, de dar a conocer Su
maravillosa
gloria y bondad.
Génesis 2 nos presenta a Adán y a Eva cuya caída provocó que
la misión de
Dios se viniera abajo. No hubo más una completa revelación de Dios
que le
permitiera al hombre ver las cosas de la manera en que fueron creadas.
Por
tanto, en Génesis 3 nosotros observamos a Adán y a Eva cubriéndose a
sí
mismos por pena y siendo sacados del Jardín de Edén. Ellos estaban huyendo
de
Dios, ya no caminaban ni tenían una relación íntima con Él.
Del Jardín de
Edén al libro de Apocalipsis, la Biblia revela la misión de
Dios, ésta nos
muestra claramente los propósitos de Dios para Su pueblo.
Cuando la iglesia no
comprende la misión de Dios - cuando ésta llega a ser
subestimada, ignorada y
distorsionada - la iglesia pierde su poder. Cuando la
misión de Dios es
hecha a un lado, la iglesia llega a ser introvertida y toma
una forma lejana al
propósito de Dios. De esta manera la iglesia continúa
edificándose a sí misma,
llegando a ser un tipo de torre de Babel que
solamente continúa creciendo hacía
arriba hasta que su peso provoca su
caída.
En Hechos 1:8 Jesús dijo,
“...y me seréis testigos en Jerusalén, en
Jerusalén y Jerusalén.” ¿Es esto lo
que Él dijo? ¡No! Él dijo “...y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria y hasta lo último
de la tierra.” (RV1995) Él sabía que la
misión de Dios comprendía
bendecir a aquéllos en Jerusalén pero también debería
expandirse hacia
otros.
Si usted limita la misión de Dios a solamente aquello
con lo que Él lo ha
bendecido a usted, entonces usted acotará sus bendiciones.
Usted bloqueará el
flujo de lo que Dios tiene para usted porque Sus bendiciones
están diseñadas
para llegar a usted y después fluir hacia otros, hacia el
mundo.
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